Los pronombres son palabras muy especiales. Su nombre ya nos da una pista
sobre su función en la lengua: tienen la capacidad de sustituir a un
sustantivo. Entre ellos están los pronombres personales. Uno de ellos (el
pronombre personal átono le/les) nos trae de cabeza cuando lo
usamos.
Con un pequeño esfuerzo podemos usarlo correctamente. Este pronombre se
usa para sustituir al complemente indirecto en la oración. A veces también lo
duplica y tanto el pronombre como la
forma plena aparecen al mismo tiempo en la frase. Por el género no tenemos que
preocuparnos: este pronombre se refiere tanto a sustantivos femeninos o
masculinos. En la frase Le ha dado un
abrazo a su hermano el pronombre le
se refiere al sintagma a su hermano.
Si el sintagma fuera a su hermana el
pronombre seguiría siendo el mismo: Le ha
dado un abrazo a su hermana.
El único detalle que debemos tener presente es que hay que mantener el
número del nombre al que se sustituye o al que nos referimos: Les ha dado un abrazo a sus hermanos. Si
no hacemos esta concordancia la frase que resulta es incorrecta: *Le compramos un helado a los niños. Si
el referente es múltiple el pronombre debe ser también plural. Si mandamos un
correo electrónico a Eva y a Maite no *le
mandamos un correo sino que les
mandamos un correo.
La concordancia es la que hace la diferencia. En la escuela pasamos sobre
ella como de puntillas pero es muy importante que comprendamos que supone la
ligazón imprescindible para unir unas piezas con otras. Si las piezas no encajan
lo que queremos transmitir se nos escapa por las rendijas.
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