martes, 28 de agosto de 2012

Rectificar es de sabios

        La cercanía en los sonidos de dos palabras es engañosa y puede provocar malentendidos. Esta situación es la que se produce en la confusión frecuente entre los verbos ratificar y rectificar; dos verbos que, podríamos decir, tienen significados opuestos pero a los que su parecido los traiciona con cierta facilidad.

        Comparten el sufijo, es decir su terminación, -ficar, procedente del latín facere 'hacer'. Lo que los diferencia son apenas dos letras, las que separan a los prefijos rati- y recti-. El primero tiene su origen en el latín ratus que significa 'confirmado'; el segundo nace del latino rectus 'recto'.

        Estas distintas raíces explican la diferencia existente entre sus significados y pueden ayudarnos a evitar la confusión entre uno y otro verbo. Si ratificamos algo estamos aprobándolo o confirmándolo y lo damos por valedero y cierto. Todo lo contrario expresamos cuando elegimos el verbo rectificar. Sus distintas acepciones nos aportan el sentido de corregir algo que se ha hecho o dicho por considerarlo erróneo o inexacto.

        Si nos ratificamos en algo que hemos dicho estaremos confirmando su validez; sin embargo, si rectificamos algo que hemos dicho estaremos corrigiendo o modificando su validez.

        La vida nos da muchas ocasiones para usar estos dos verbos. Si importante es ratificarnos en nuestras convicciones o ratificar nuestros objetivos, mucho más lo es tener la sabiduría de rectificar a tiempo cuando nos equivocamos. Ya saben eso de "rectificar es de sabios". Si aprendemos a diferenciarlos nos ayudarán a expresarnos con precisión, a no tener que rectificar lo dicho y a ratificar nuestro buen uso del español.


 

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