Este espacio está dedicado a promover las actividades de la Tertulia Lingüística de la Academia Dominicana de la lengua. Nuestro nombre está inspirado en la obra El ánfora del lenguaje de Bruno Rosario Candelier, ideador y promotor de esta tertulia. En su introducción podemos leer: "Todo lo que entraña la palabra, en atención al hermoso don del lenguaje, la reflexión y la creatividad, justifica conocerla y estudiarla en todas sus vertientes expresivas".
martes, 25 de marzo de 2014
"Diccionario del español dominicano" se presentó en Miami con gran éxito
Gracias a Glenda Galán por sus palabras y su cobertura.
dominicanaenmiami.com - Diccionario del español dominicano se presentó en Miami con gran éxito
Mucho ojo con los correctores
¡Qué no hubieran dado nuestros abuelos por
disponer de una computadora! Estoy muy lejos de sumarme a los que opinan que
cualquier tiempo pasado fue mejor; disfruto y trato de aprovechar lo que las
nuevas tecnologías me ofrecen y, como a muchos, se me ha olvidado cómo hacíamos
unos años ha sin las omnipresentes computadoras.
Un procesador de textos puede salvarnos de
muchas erratas, de muchos atentados contra las normas ortográficas y de algún
que otro error gramatical. Repasen cómo se usa el corrector ortográfico y
gramatical cuando estén escribiendo con uno de estos procesadores. Si sabemos
sacarles partido nos serán muy útiles. Pero, ¡mucho ojo!, el corrector
ortográfico también puede jugarnos malas pasadas.
Cada procesador incluye una lista de palabras
determinada. El programa analiza la palabra que hemos escrito y la coteja con
las que están a su disposición. Suelen ser “peligrosos” con formas que pueden
presentar en español, con cambios en el significado, varias acentuaciones: tributo/tributó, mi/mí, si/sí, etc. Estos
correctores son muy patosos especialmente con las tildes diacríticas.
Hay que prestar mucha atención cuando
escribimos palabras poco usuales o dialectalismos; estos no suelen estar
incluidos en los vocabularios de los procesadores y suele suceder con
frecuencia que el “duende informático” del que siempre nos quejamos nos cambie
sin advertirnos una palabra como maco
por mano o allante por alante.
Añadan sus palabras favoritas al corrector ortográfico
del procesador y vayan creando su vocabulario personal. Por supuesto, la
revisión, siempre necesaria, puede sacarnos de muchos apuros, sobre todo,
teniendo en cuenta que a nuestras fallas pueden añadirse las de nuestro
querido/odiado corrector automático. No se amilanen: lean y relean lo que
escriben. Los sacará de muchos apuros ortográficos.
Identidad y el Diccionario del Español Dominicano
Gracias a Doña Argelia Tejada Yangüela por sus palabras y por sus interesantes reflexiones sobre el Diccionario del español dominicano.
Identidad y el Diccionario del Español Dominicano
domingo, 23 de marzo de 2014
viernes, 21 de marzo de 2014
Presentación del DED en la Universidad de Miami
La Casa Bacardí de la Universidad de Miami y la Academia Norteamericana de la Lengua Española fueron los anfitriones ayer de la presentación del Diccionario del español dominicano en la ciudad de Miami. El encuentro fue la demostración de cuánto nos une nuestra lengua común. Los asistentes, de numerosas nacionalidades y orígenes, nos expresamos y nos comunicamos en español y aprendimos a valorar la grandeza de nuestra lengua materna.
El Diccionario del español dominicano nos sirvió de punto de encuentro. Aprendimos sobre diccionarios, sobre el buen uso de la lengua española y sobre la lealtad de mantenerla como seña de identidad.
martes, 18 de marzo de 2014
Mayúsculas y minúsculas (II)
La semana pasada nos emburujamos con las
mayúsculas y los signos de puntuación. Repasar algunos contextos que nos
plantean problemas a la hora de elegir entre mayúscula o minúscula inicial nos
ayudará a manejarlas con maestría y a no abusar de ellas por desconocimiento.
Solo se usa la mayúscula inicial en la primera
palabra del título que designa una obra de creación. Además, los títulos deben
escribirse en cursiva, lo que no deja lugar a dudas sobre donde empiezan y
donde acaban: El violín de la adúltera de Andrés L. Mateo o A mí no me gustan los boleros de Jeannette
Miller. Por supuesto, si algún nombre propio forma parte del título, la
mayúscula es indispensable: La biografía
difusa de Sombra Castañeda de Marcio Veloz Maggiolo.
La misma norma se aplica a las partes o
secciones de una obra (capítulos, artículos o columnas). La columna “Eñe. Voces
del español” se publica todos los martes en Diario
Libre. En este mismo ejemplo podemos observar otra norma: los títulos de diarios
y revistas llevan mayúscula en la primera palabra y en todos los términos
léxicos que los componen. La sección se
entrecomilla si se menciona junto al título de la publicación completa, que se
escribe en cursiva. La revista Mujer
Única inluye el segmento “Vivir bien”.
Muy distinto es el caso de los títulos
personales y las fórmulas de tratamiento. Siempre se usan en minúscula, hasta la
del mismo don Quijote. Los doctores o
licenciados no lo son más con mayúscula inicial. Usen las mayúsculas solo
cuando los tratamientos estén abreviados: Ud.
o Dra.
El uso de la mayúscula no es caprichoso, no es
signo de respeto ni de importancia. La mayúscula está regida por normas
ortográficas. Conocerlas y aplicarlas correctamente es nuestra tarea de buenos
hablantes.
martes, 11 de marzo de 2014
Mayúsculas y minúsculas (I)
La utilización de las
mayúsculas y las minúsculas está regida por normas ortográficas concretas. El
hecho de que pongamos una palabra en mayúsculas no le añade relevancia ni
distinción; ponerla en minúsculas no la desprestigia.
Las normas de puntuación son
claras para regular la aparición de las mayúsculas. La primera palabra de un texto siempre se
escribe con mayúscula inicial; también todas las palabras que van después de
punto.
Los puntos suspensivos (puntos
al fin y al cabo) cuando se colocan como cierre de una frase exigen que la
palabra que los sigue se escriba con mayúsculas. La ortografía siempre con sus
reglas… Tenemos que familiarizarnos con ellas.
Si en nuestro escrito queremos
introducir una cita, usamos los dos puntos y, tras ellos, la primera palabra
citada debe llevar mayúscula inicial. La RAE afirma: “La norma, como el aire,
se halla presente en todos los instantes de nuestra vida”.
Si escribimos una carta,
debemos comenzarla con un saludo al que siguen los dos puntos. Pues bien, tras
estos dos puntos debemos empezar con mayúscula. Siempre me ayuda recordar el
merengue de Juan Luis Guerra (Querida mujer/ dos puntos/).
Cuando una oración completa es
interrogativa o exclamativa y, por lo tanto, va enmarcada por los signos de
interrogación (¿?) o exclamación (¡!) –siempre dobles en español-, la primera
palabra de la frase que la sigue debe escribirse con inicial mayúscula. ¡Solo
es cuestión de práctica! No lo olviden.
Los signos de puntuación exigen
el uso de mayúsculas o minúsculas atendiendo a reglas concretas; las aprendemos
con la lectura y el uso; si se les plantean dudas cuando escriben (como nos pasa a todos) el Diccionario panhispánico de dudas,
disponible gratuitamente en la red, puede echarles un cable. Úsenlo, que para
eso está.
jueves, 6 de marzo de 2014
Conversatorio sobre el DED en el Centro León
martes, 4 de marzo de 2014
Una a una
Acrecentar nuestro
vocabulario no es paja de coco. Como
casi todas las tareas que parecen inabarcables conviene comenzar paso a paso. Propónganse
aprender una nueva palabra cada día. Unas aparecerán muchas veces en su vida
diaria y otras se convertirán en pequeños tesoros para llamar por su nombre
algunos detalles que pueden parecer insignificantes pero que están diariamente
ante nuestros ojos.
Nada es tan cercano
como nuestras manos. De pequeños nos enseñaron los nombres de los dedos (meñique, anular, corazón o medio, índice y pulgar) pero ¿saben cómo se denomina la
distancia que hay desde la extremidad del dedo pulgar a la del
índice, separado el uno del otro todo lo posible? Esa medida es el jeme, del latín semis ‘mitad’. En la raíz de nuestras uñas hay una pequeña mancha
blanquecina. Llámenla lúnula, del
latín lunula, diminutivo de luna, por su forma semilunar (aquí
tienen otra hermosa palabra) y su color blanco.
Prueben a mirarse la
oreja en el espejo y fíjense en una pequeña prominencia que está justo delante
del conducto auditivo. Se llama trago. La
que está situada en la parte inferior, opuesta al trago, se denomina antitrago.
Si mientras se
miraban al espejo y encontraban ese trago y antitrago que no sabían que tenían,
esbozaron una sonrisa, puede que en ella apreciaran un espacio en la encía más
o menos ancho que separa algunos dientes. Si tienen que referirse a él llámenlo
diastema, del griego διάστημα, ‘intervalo, distancia’.
Empiecen por lo que
tienen más cerca o por lo más lejano; por lo útil o por lo intrascendente;
por cosas concretas o por realidades
inaprensibles. Hay palabras para nombrarlo casi todo y nos quedan muchas por
aprender.
lunes, 3 de marzo de 2014
José Rafael Lantigua propone la lectura del "Diccionario del español dominicano"
Agradecemos a José Rafael Lantigua sus comentarios cualificados sobre el Diccionario del español dominicano.
Accede aquí a la reseña publicada el sábado 1 de marzo de 2014 en "Diario Libre".
Accede aquí a la reseña publicada el sábado 1 de marzo de 2014 en "Diario Libre".
Presentación de una nueva obra de Bruno Rosario Candelier
Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua |
sábado, 1 de marzo de 2014
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