Para hablar y escribir bien
contamos con una materia prima fundamental: las palabras. Elegir las correctas
dependerá del vocabulario de cada hablante. Los que dispongan de un mayor
bagaje léxico tendrán más posibilidades de elección y su expresión será,
probablemente, más apropiada y variada. Los hablantes que posean un vocabulario
pobre tendrán que esforzarse para que esta pobreza no se vea reflejada en su
comunicación.
La aplicación de unas reglas simples
puede ayudarnos a mejorar. Daniel Cassany, profesor de la Universidad Pompeu
Fabra, propone diez consejos que quiero compartir con ustedes. Les
garantizo que les resultarán útiles.
Primer consejo: evitar
repeticiones. Los textos ganan mucho con la variedad. Las repeticiones y las
muletillas (me encanta esta palabra; me imagino a un hablante cojo apoyado en
su muleta) empobrecen lo que decimos.
Segundo consejo: preferir lo
sencillo. Las palabras grandilocuentes sobrecargan nuestra expresión y, muchas
veces, no son las más adecuadas. Lo simple y lo natural siempre luce más,
también en las palabras.
Tercer consejo: huir de las
palabras vacías. Los verbos como ser, estar, poder, haber o tener se usan mucho en
español pero, con un pequeño esfuerzo, podemos sustituirlos por verbos más
concretos que se adecuen mejor a lo que queremos decir.
Cuarto consejo: ¡ojo con los
adverbios en –mente! Son correctos y útiles pero si dejamos que se
multipliquen en nuestros textos los vuelven pesados.
Les debo los otros cinco consejos
para una próxima Eñe. Vayan practicando con estos. Sus lectores lo
agradecerán.