Siempre me ha sorprendido el curioso
afán de muchos comunicadores y de muchos docentes, salvo honrosas excepciones, por
diferenciar la pronunciación de nuestras queridas, y en ocasiones odiadas, b y v.
En español la pronunciación bilabial, es decir, aproximando o cerrando los
labios, es la correcta para ambos fonemas.
La
distinción entre b y v, al pronunciar esta última como fonema
labiodental, apoyando los dientes superiores sobre el labio inferior, es
forzada y no responde a la realidad de nuestra lengua. Fuerzan la pronunciación
afectada y, en cuanto “bajan la guardia”, regresan a la pronunciación natural y
correcta. Lo más sorprendente es encontrar este fenómeno en hablantes que no
observan la mayoría de las reglas para emplear nuestro idioma con corrección.
Poco o nada les preocupa la propiedad en la elección del vocabulario, la
conjugación correcta de los verbos o la concordancia de género o número. Sus
esfuerzos por expresarse bien se reducen a esa inverosímil diferencia de
pronunciación. Muy bien podrían ahorrárselos.
La b y la v en español representan
el mismo sonido y sólo se distinguen en la escritura. Se pronuncian igual basto y vasto, sabia y savia. Nos dan nuestros quebraderos de cabeza, es
verdad, pero no tan graves que no puedan curarse con algunas reglas
ortográficas muy elementales y sobre todo, con mucha lectura, que suele ser el
remedio para muchos males.
No hay comentarios:
Publicar un comentario