Nuestro alfabeto permite la distinción entre mayúsculas y minúsculas. Solo se trata de una diferencia gráfica que no compartimos con otros alfabetos como el hebreo o el árabe. Las reglas que rigen su uso son distintas en cada idioma y hay que conocerlas para que nuestra escritura sea correcta. Otras lenguas, con las que compartimos el alfabeto latino, como el alemán o el inglés, aplican sus propias reglas. El alemán escribe con mayúscula inicial todos los sustantivos. En español las reservamos, por ejemplo, para el comienzo de los enunciados y para los nombres propios.
Independientemente de su colocación en un texto escrito, mayúsculas y minúsculas solo se diferencian en tamaño. No hay razón entonces para que sean tratadas de distinta forma cuando deben marcarse con un signo diacrítico. Conocí a alguien una vez que, por no dejar ver sus problemas con las tildes, decidió escribir un texto completo en mayúsculas. No tomó en cuenta que esta treta delataría que desconocía que las tildes o las diéresis no diferencian el tamaño de las letras.
Así, tanto si el texto está escrito íntegramente en mayúsculas (BANÍ o HIGÜEY) como si esta solo aparece en la posición inicial (¡Ánimo!), tildes y diéresis responden a las mismas reglas, con independencia del tamaño de la letra en la que recaen. Tratándose de lengua, no podía faltar la excepción: las siglas, escritas en mayúsculas, no llevan tilde aunque las iniciales de las palabras que las forman sí la lleven.
No hay comentarios:
Publicar un comentario