El español dispone de ciertas partículas muy útiles para la formación de nuevas palabras aunque, con frecuencia, nos juegan malas pasadas. Las normas ortográficas establecen que estos elementos han de escribirse soldados a la palabra a la que se unen para crear un nuevo término. Sin embargo los encontramos usados incorrectamente con frecuencia en titulares como este: "Los súper mercados continuarán atendiendo a sus clientes". Al parecer se produjo un cruce entre súper, forma coloquial creada por acortamiento, y un mal manejo ortográfico del sustantivo supermercado. Es verdad que las voces de reciente creación o difusión pueden plantearnos dudas. Esta falta de práctica explica la aparición de distintas formas gráficas para una misma palabra, como ha pasado en estos días con los términos que contienen el elemento compositivo narco-. En uno de nuestros diarios leíamos un escalofriante titular: "El país bajo amenaza de convertirse en un narco estado". Este productor de palabras presenta dos significados concretos. Puede tratarse de la acepción 'sueño', que encontramos en palabras como narcótico, narcotizar o narcolepsia, o de la acepción 'droga', que ha generado toda una familia de palabras, una familia de mala reputación donde las haya: narcotráfico, narcodólar, narcotraficante… Todos sus miembros siguen la misma regla: elemento compositivo y palabra van soldados. Solo si la palabra a la que se une empieza con mayúscula es necesario recurrir al guion, como hacemos siempre con los prefijos: narco-Estado. Los profesionales del periodismo escrito deben familiarizarse con su escritura correcta porque, cada día más, estamos abocados a convivir con estas palabras y con las realidades que nombran.
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