viernes, 1 de noviembre de 2013

No dejemos rendijas


Los pronombres son palabras muy especiales. Su nombre ya nos da una pista sobre su función en la lengua: tienen la capacidad de sustituir a un sustantivo. Entre ellos están los pronombres personales. Uno de ellos (el pronombre personal átono le/les) nos trae de cabeza cuando lo usamos.

Con un pequeño esfuerzo podemos usarlo correctamente. Este pronombre se usa para sustituir al complemente indirecto en la oración. A veces también lo duplica y tanto el pronombre  como la forma plena aparecen al mismo tiempo en la frase. Por el género no tenemos que preocuparnos: este pronombre se refiere tanto a sustantivos femeninos o masculinos. En la frase Le ha dado un abrazo a su hermano el pronombre le se refiere al sintagma a su hermano. Si el sintagma fuera a su hermana el pronombre seguiría siendo el mismo: Le ha dado un abrazo a su hermana.

El único detalle que debemos tener presente es que hay que mantener el número del nombre al que se sustituye o al que nos referimos: Les ha dado un abrazo a sus hermanos. Si no hacemos esta concordancia la frase que resulta es incorrecta: *Le compramos un helado a los niños. Si el referente es múltiple el pronombre debe ser también plural. Si mandamos un correo electrónico a Eva y a Maite no *le mandamos un correo sino que les mandamos un correo.

La concordancia es la que hace la diferencia. En la escuela pasamos sobre ella como de puntillas pero es muy importante que comprendamos que supone la ligazón imprescindible para unir unas piezas con otras. Si las piezas no encajan lo que queremos transmitir se nos escapa por las rendijas.

No hay comentarios: