Nuestro mundo, cada día más complejo y al mismo tiempo cada día más simplón, nos ha rodeado de siglas y acrónimos. Formados por las iniciales de los vocablos de una denominación compuesta, se usan como forma abreviada de referencia. De los LP hemos pasado a los CD y los DVD; del FBI y la KGB a la OEA, el FMI o las ONG; del ADN al SIDA. Su proliferación ha provocado dudas acerca de su escritura correcta. Hagan la prueba repasando las páginas de nuestros diarios.
Debemos tomar en cuenta que se escriben con todas sus letras en mayúsculas, sin tilde y sin puntos ni espacios blancos de separación entre las letras. Solo se recurre a los puntos cuando van incluidas en un texto que está escrito enteramente en mayúsculas¸ por ejemplo un titular de prensa rezaría O.E.A. CELEBRA CUMBRE.
Si queremos expresarlas en plural debemos mantenerlas invariables en la escritura y recurrir al uso del plural en las palabras que concuerdan con ellas: varias ONG presentaron DVD relacionados con sus actividades. Las siglas siempre adoptan el género de la palabra considerada el núcleo de la expresión de la que proceden. En OEA el núcleo es la palabra organización, sustantivo femenino, por lo que la sigla se considera femenina y así decimos que la OEA firma una declaración de intenciones.
Las siglas que se leen tal y como se escriben se llaman también acrónimos. Unas y otras, si se popularizan y son muy usadas, suelen generar palabras que se incorporan a nuestro vocabulario común. Un ejemplo criollo: la amet detuvo el tránsito para que pasara la omsa. En este caso siguen las normas generales de pluralización y acentuación. Las siglas llegaron para quedarse. ¡Que no nos agarren asando batatas!