Esta frase es la que usamos para excusarnos por una redundancia, que consiste en la repetición o el uso excesivo de una palabra. Existen, sin embargo, muchas ocasiones en las que lo que repetimos innecesariamente no es la palabra sino el concepto. Estas redundancias son más difíciles de notar. Demuestran desconocimiento del significado exacto de las palabras y descuido en nuestra expresión. ¿Quién de nosotros no se ha referido alguna vez a la base fundamental de algo? Si la base es el 'fundamento o apoyo principal de algo' el adjetivo fundamental sobra. ¿Qué me dicen de los ejemplos prácticos? La razón de ser de los ejemplos es precisamente ser prácticos. Los kilos de peso y los años de edad parece que nos pesan más y que pasan más rápido, pero no pueden ser más que eso, y a ambos sustantivos les sobran los complementos preposicionales. Al erario también le añadimos con frecuencia, e innecesariamente, el adjetivo público. El erario siempre es público porque este sustantivo se refiere al departamento de la Administración Pública que se encarga de las finanzas del Estado. ¿No será que este concepto ya no nos queda tan claro a todos? Seguramente más de uno tendrá entre manos algún proyecto. Algunos dirán incluso que tienen un proyecto de futuro. Tienen el 'designio o pensamiento de ejecutar algo'. Por eso es que todos los proyectos son de futuro. Una vez más no vale la redundancia.
Este espacio está dedicado a promover las actividades de la Tertulia Lingüística de la Academia Dominicana de la lengua. Nuestro nombre está inspirado en la obra El ánfora del lenguaje de Bruno Rosario Candelier, ideador y promotor de esta tertulia. En su introducción podemos leer: "Todo lo que entraña la palabra, en atención al hermoso don del lenguaje, la reflexión y la creatividad, justifica conocerla y estudiarla en todas sus vertientes expresivas".
martes, 8 de noviembre de 2011
Valga la redundancia
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