Este espacio está dedicado a promover las actividades de la Tertulia Lingüística de la Academia Dominicana de la lengua. Nuestro nombre está inspirado en la obra El ánfora del lenguaje de Bruno Rosario Candelier, ideador y promotor de esta tertulia. En su introducción podemos leer: "Todo lo que entraña la palabra, en atención al hermoso don del lenguaje, la reflexión y la creatividad, justifica conocerla y estudiarla en todas sus vertientes expresivas".
sábado, 29 de octubre de 2011
lunes, 24 de octubre de 2011
Nuevo encuentro en la Academia Dominicana de la Lengua
Herramientas
Los usos erróneos que se generalizan en la lengua proceden con frecuencia de un fallo concreto. Los hablantes, sin pararnos a analizar su corrección, lo extendemos al repetirlo. Eso es lo sucedido con las declaraciones poco afortunadas, lingüísticamente al menos, de un responsable del suministro de agua en estos días de averías, cortes y restricciones. En vista de que la escasez de agua afectaba a sectores que habitualmente no la sufren, animaba a "racionalizar el agua". Los reporteros reprodujeron sus palabras sin detenerse a pensar en lo inapropiado de la elección del verbo.
Racionalizar supone reducir algo a normas o conceptos racionales. Es un verbo derivado del sustantivo razón. Probablemente lo que se quería era animar a la población a racionar el agua. Ahora sí. El verbo racionar, derivado de ración, tiene dos acepciones que pueden aplicarse a este contexto: 'someter algo en caso de escasez a una distribución ordenada' o 'limitar el consumo de algo para evitar consecuencias negativas'. Si apuramos aún más, podríamos hablar de racionalizar el consumo de agua. Consumir el agua de forma racional no nos vendría nada mal.
La propiedad en la elección de las palabras es una condición indispensable para una expresión correcta y adecuada. Los reporteros, que tienen la lengua como herramienta de trabajo, reprodujeron estas declaraciones, que pudimos leer en muchos diarios, sin detenerse a pensar en lo inapropiado de la elección del verbo. Recuerden que para un buen profesional el conocimiento de sus herramientas de trabajo puede hacer la diferencia y, si nos detenemos a pensar, ningún profesional puede prescindir de las palabras.
sábado, 15 de octubre de 2011
Reflexión académica sobre la ortografía
lunes, 10 de octubre de 2011
Premios y premiados
Durante los últimos días hemos conocido a los premiados con los internacionales Premios Nobel. Y como casi siempre nos ha surgido la duda de si debemos pronunciar el apellido del famoso sueco que les da nombre, Alfred Nobel, como una palabra llana –con la intensidad en la penúltima sílaba- o aguda – con la intensidad en la última sílaba. La pronunciación sueca es aguda y se recomienda respetarla. Así coincide además con la ortografía española en la que no lleva tilde por ser palabra aguda terminada en –l. Como siempre que nos referimos al nombre de los premios o de las condecoraciones, debemos recordar que se escriben con mayúscula las iniciales de todas las palabras significativas que los componen. Así hablamos del Premio Nacional de Literatura o de la Orden al Mérito de Duarte, Sánchez y Mella. El pasado jueves conocimos el fallo del Premio Nobel de Literatura 2011. Tomas Tranströmer, nacido en 1931 y autor de numerosas obras poéticas, no es un escritor novel. Este adjetivo, que se refiere a alguien que se estrena en una actividad, se acentúa también en la última sílaba y, aunque a menudo lo vemos confundido con la denominación de los premios, no tiene nada que ver con el apellido del químico sueco. Cuando nos referimos a la persona premiada, el apellido Nobel se convierte en un nombre común y, por lo tanto, se escribe con minúscula inicial. El nobel de literatura de este año nos recordará con sus versos que la poesía aún existe.
domingo, 9 de octubre de 2011
Aniversario y jornada de orientación ortográfica 12 octubre 2011
Con la realización de una Jornada de Orientación Ortográfica la Academia Dominicana de la Lengua celebrará su 84.° aniversario este miércoles 12 de octubre. La jornada se realizará entre 9:00 de la mañana y 5:00 de la tarde, en la sala de conferencias de la Academia, ubicada en la calle Mercedes 204 de la Ciudad Colonial. Esta institución fue fundada el 12 de octubre de 1927, gracias a la iniciativa de Monseñor Adolfo Alejandro Nouel, quien junto a un grupo de intelectuales dominicanos instaló en el país la Corporación de Académicos, correspondiente de la Real Academia Española. Al ofrecer la información, Rosario Candelier exhortó a intelectuales, maestros, estudiantes y al público en general, interesado en el buen uso y dominio de la lengua española, a respaldar con su presencia esta actividad, que constituye un aporte de la Academia a favor de los dominicanos, en especial del enriquecimiento y actualización en torno a las novedades ortográficas publicadas recientemente en la Nueva Ortografía del Español por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española. http://www.listin.com.do/plan-lea/2011/10/3/205857/Academia-Dominicana-de-la-Lengua-84-anos |
sábado, 8 de octubre de 2011
http://www.diariolibre.com/opinion/2011/10/08/i308330_index.html
Se trata de una jornada de actualización ortográfica en la que participarán Irene Pérez Guerra, José Enrique García, María José Rincón, Fabio J. Guzmán, Roxana Amaro. Como todos ellos son estupendos comunicadores, amenos conferencistas y apasionados de la palabra, el resultado no puede ser más que óptimo.
Es abierto a todo público, a estudiantes y profesores, a escritores y lectores. O sea... a todos. A quienes aman el sonido y el uso de las palabras. La realidad es que cada vez escribimos (y hablamos) con más faltas de ortografía, con mayores deficiencias sintácticas y con un vocabulario tan empobrecido... Y más peligroso aún, somos más "comprensivos" con lo que antes nos hubiera parecido inadmisible. (Y sí, las faltas de ortografía importan.)
No hacemos ningún favor aprobando a los estudiantes de bachillerato que cometen faltas garrafales, ni a los universitarios con capacidades de expresión de alumnos de primaria. Con la excusa de no truncar "sus aspiraciones" salen al mercado laboral, a la vida, con un nivel de lecto-escritura que les impedirá triunfar en sus planes profesionales.
Además la Academia Dominicana de la Lengua cumple 84 años ese día, el 12 de Octubre. Buena excusa para visitarla.
http://www.diariolibre.com/opinion/2011/10/08/i308330_index.html
lunes, 3 de octubre de 2011
La carrera de la vida
Muchos de nosotros nos hemos visto obligados a presentar en algún momento de nuestra vida un currículum vítae. Como en tantas otras cosas a veces las dificultades empiezan por el nombre. En este caso se trata de una locución procedente del latín que usamos para designar el documento en el que se registran nuestros datos personales, académicos y laborales. Su trascendencia radica en que debe servirnos de carta de presentación en un momento de tanta importancia, y más en estos tiempos que corren, como la solicitud de empleo.
Si queremos pronunciar la palabra vítae podemos elegir entre hacerlo como en el latín clásico [bítae] o como en el latín vulgar [bíte], aunque a menudo oímos una pronunciación mixta [bitáe] que no es admisible. Si nos referimos a varios currículum vítae, no es necesario modificar la locución, que permanece invariable en plural. Olvídense de usar el plural latino *currícula, muy extendido a pesar de que su uso en nuestra lengua es incorrecto.
Si preferimos simplificar, debemos evitar acortar la locución mediante la eliminación de la palabra vítae; es preferible que optemos por la forma hispanizada currículo, que, esta sí, forma el plural regular en español currículos. La hermosa imagen que nos evoca la traducción literal de esta locución latina, la carrera de la vida, alude a nuestra formación humana, intelectual y vital; y eso es lo que cuentan nuestros currículos. Se convierten en nuestros voceros, hablan por nosotros y, por lo tanto, deben hablar correctamente.