Admiramos a los escritores que son capaces de usar el lenguaje con creatividad y que nos regalan páginas magistrales convertidas en obras de arte. El don de crear belleza con las palabras es patrimonio de unos cuantos. Los demás tenemos que conformarnos, que no es poco, con redactar con corrección y coherencia. La suerte para nosotros es que una redacción correcta se fundamenta en técnicas y prácticas que todos podemos aprender. Eso de escribir como se habla no da buenos resultados. La expresión escrita sigue unas reglas distintas a las de la expresión oral y es preciso que aprendamos a dominarlas. Tenemos que ser conscientes de la importancia de lo que un texto escrito, cualquiera que este sea, dice acerca de quien lo escribe. Habla de nuestra procedencia, de nuestro nivel cultural y también de nuestra claridad de ideas. Las nuevas formas de comunicación en formato electrónico nos enfrentan cada día con más frecuencia con la página en blanco. Pónganse a pensar en todas las ocasiones en las que un simple texto escrito - un mensaje enviado por correo electrónico, por ejemplo- puede funcionar como su tarjeta de presentación más personal. La ventaja que nos ofrece la lengua escrita es la oportunidad de releer y corregir lo que queremos expresar para obtener el mayor partido posible de nuestra lengua. Quédense, como aperitivo, con estas dos reglas fundamentales para mejorar nuestros escritos: releerlos y corregirlos.
Este espacio está dedicado a promover las actividades de la Tertulia Lingüística de la Academia Dominicana de la lengua. Nuestro nombre está inspirado en la obra El ánfora del lenguaje de Bruno Rosario Candelier, ideador y promotor de esta tertulia. En su introducción podemos leer: "Todo lo que entraña la palabra, en atención al hermoso don del lenguaje, la reflexión y la creatividad, justifica conocerla y estudiarla en todas sus vertientes expresivas".
jueves, 18 de agosto de 2011
Releer y corregir
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