martes, 19 de marzo de 2013

Pieza a pieza


La concordancia es una suerte de engarce que mantiene la cohesión entre las palabras y resulta imprescindible para que, juntas, expresen un sentido completo. Las reglas gramaticales exigen, por ejemplo, que el sujeto y el verbo de una oración concuerden en número y persona. Un sujeto en singular exige un verbo en singular; un sujeto en primera persona (yo) necesita un verbo conjugado en primera persona.  

Los hablantes realizamos esta concordancia casi inconscientemente pero, a veces, cometemos errores como este que observé en un anuncio publicitario: Ninguno de los productos de alimentación subirán de precio. Se usa el verbo en plural (subirán) a pesar de que el sujeto (ninguno) está en singular. Otro caso hubiera sido si la frase se hubiera redactado así: los productos de alimentación no subirán de precio. En este ejemplo es correcta la concordancia en plural entre sujeto (los productos de alimentación) y verbo (subirán).

Si el sujeto es un nombre colectivo, la concordancia debe hacerse siempre en singular, número gramatical de este tipo de sustantivos. Un ejemplo nos ayudará a recordarlo. Pareja, mayoría, grupo, gente son sustantivos colectivos. Su número gramatical es el singular aunque expresen cantidades mayores que la unidad. Si alguno de estos nombres funciona como sujeto, tiene que concordar en singular con el verbo: la mayoría exige mejoras en la educación; la gente está decidida a reclamarlas.  
 
            Un mecanismo sutil y sencillo consigue, con pocos recursos, que las distintas partes de la frase enlacen unas con otras y nos permite expresarnos pieza a pieza. Ya lo que queramos decir, o no, será cosa nuestra.    

 

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