domingo, 5 de junio de 2011

Y volvemos al género

    Siempre que tratamos acerca del género gramatical planea sobre nosotros el asunto del sexismo en el lenguaje y el desconocimiento de muchos del funcionamiento de la lengua. Existe en español un grupo de sustantivos de los que decimos que son comunes en cuanto al género. Se refieren a seres animados pero tienen una sola forma que sirve tanto para el masculino como para el femenino. Cada vez que los usamos el género del sustantivo, que se corresponde con el sexo de la persona o del animal al que nos estamos refiriendo, nos lo señala el artículo o el adjetivo que lo acompañan. Entre estos sustantivos están algunos como tenista, pediatra, pinche o los que terminan en –ante o –ente, como presidente, comediante o cantante. Podemos decir el tenista o la tenista, el pediatra o la pediatra. Todavía no he oído a nadie reclamar por el sexismo de estos sustantivos o decir "reivindicativamente" *el pediatro, *el tenisto o *la cantanta. Los sustantivos terminados en –ante o –ente funcionan de forma paralela a los adjetivos con esta misma terminación, como caliente, constante o inteligente, que tienen una forma única para masculino y femenino. No obstante, el uso, que siempre manda en la lengua, ha extendido algunos de estos sustantivos con el femenino en –a: clienta y presidenta quizás son los más extendidos. Pero no nos equivoquemos: los ha generalizado el uso de los hablantes a través del tiempo, no criterios impuestos por una supuesta corrección política. La lengua española es una realidad centenaria y cultural que está por encima de todo eso.


 

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