martes, 14 de junio de 2011

Una sobreviviente

    A veces tengo la suerte de recibir consultas que me acercan a la interesante vida de las palabras. La profesión periodística, por su inmediatez, se enfrenta a diario con el manejo de su principal herramienta de trabajo: la palabra. Las dudas sobre la propiedad de un término son muy habituales, y eso le ha ocurrido a nuestra lectora con la elección entre emprendedurismo y emprendimiento. Ambas se usan para nombrar la acción o el efecto de acometer una obra o para denominar la cualidad de emprendedor que tiene una persona. Desde luego que emprendedurismo no está incluida en el Diccionario de la Real Academia y emprendimiento aparecerá por primera vez en su próxima edición. Eso no quiere decir que sea una palabra nueva. La primera documentación que he encontrado en español data de una carta escrita por Juan II nada menos que en 1312. Desde esa lejana fecha el español parecía, solo parecía, haberla olvidado en los textos escritos hasta que reaparece en la zona del Río de la Plata a partir de los años setenta del siglo XX, sobre todo en prensa escrita. También de las publicaciones periodísticas de la misma zona proceden los ejemplos para emprendedurismo, pero a partir de 2001, y de uso muchísimo menos frecuente. Si me piden que tome partido, cosa que a los lingüistas no nos gusta demasiado, desde luego me inclino por emprendimiento, con más solera y mucho más bonita, aunque esta última razón sea poco científica.


 


 

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