miércoles, 5 de junio de 2013

Ni una más ni una menos


Una característica evidente de la pronunciación del español dominicano es la aspiración de la –s en posición final de sílaba o final de palabra. Este rasgo dialectal no es exclusivo de los hablantes dominicanos. Lo compartimos con la mayoría de los hablantes de español, tanto en América como en la zona meridional de España.  
Con frecuencia, y sin darnos cuenta, también nos “comemos” la ese final cuando escribimos. El problema es que este error ortográfico se transforma muchas veces además en un error gramatical.  
El español usa la –s final como morfema de plural (cigua/ciguas). Su desaparición puede suponer la aparición de un error de concordancia gramatical. Veamos algunos ejemplos.
Un anuncio publicitario sobre un abanico describía así el imprescindible electrodoméstico: “resistente a altos y bajos *voltaje”. Sin duda echamos en falta la ese final en voltaje. Si los adjetivos que se refieren a este sustantivo (altos y bajos) están en plural, el sustantivo debería concordar con ellos en género (masculino) y número (plural). La falta de una sola ese trae consecuencias ortográficas y gramaticales.  
Si en ese ejemplo hay un error, ¿cuántos descubren en esta frase que apareció en un artículo periodístico? *Uno se quedaron haciendo bembitas y otros *muerto *e *risas. Les facilité la labor señalándoselos con un asterisco. A uno le falta el morfema de plural para que concuerde con el verbo al que sirve de sujeto, que está en plural; a muerto le falta, para que concuerde con otros; en cambio, a risas le sobra, puesto que la expresión correcta es muerto de risa. Y en lengua no se admite el dicho de que más vale que sobre que no que falte. Ojo con las eses, a la hora de escribir, ni una más ni una menos.  

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